Sí, caí yo también en el vicio delicioso; y no hablo de infected mushroom.
Pero como habría de no caer si el sabor espumoso recorria mi lengua tan pasionalmente.
Cuanto llanto regado, no me gustan los paraguas.
Aquella señora preguntandome donde queda la calle Vittarle y yo que sé, me encogí de hombros y escuche un grazie.
Cuanto desespero hubo de tener para llegar a preguntarme a mí, es decir, A Mí.
Una flor en la cabeza, sin olor y me hablaban.
De Verdad Duele, DVD?
No quiero pensar en que mis ojos seguiran así por un largo tiempo.
Me hacen parecer alguien lúcido.
Una pluma cae sobre mi regazo, resbala hasta el suelo y la tomo, será una señal que hoy me toca comer pollo o que quiero alas, o que al próximo viaje tendré que tomar un avión, bah, si eso ya lo sé no necesito que una pluma me lo diga.
Quiero un oso de goma.
Habla y habla y habla y habla, me cansa.
Hoy no me metí al agua, había mucho musgo. Se veía sucio.
Bah.
Nah.
Muh.